Originalmente era con albaricoques, pero como en casa somos más de melocotones, y siempre tenemos una lata de estos en almíbar, pensé que sería un buen cambio.
Para decorarlos no hay que complicarse mucho, un poco de nata montada, un trozo de melocotón y listos para comer.
A todos nos han gustado mucho. Los hice junto a unos cupcakes de limón y naranja con semillas de amapola y ganaron por goleada, de estos no quedó ni uno.
El proceso de pesado de los melocotones resulta bastante agradable, ya que para ajustar el peso te puedes ir comiendo los trocitos sobrantes, tal y como, por supuesto, hice yo. Que no estamos como para ir tirando comida.
La próxima entrada no vendrá con receta, ya que tenemos que anunciar algo super importante que estamos maquinando mi hermana y yo. Los que me sigáis por facebook ya sabréis de que va el tema.
Esto merece una entrada en el blog en condiciones *^^*
Esto merece una entrada en el blog en condiciones *^^*
Ingredientes
- 200 gr de melocotones en almíbar
- 300 gr de harina
- 1 huevo
- 2 cucharaditas de canela
- 2 cucharaditas de levadura
- 1/2 cucharadita de bicarbonato
- 140 gr de azúcar moreno
- 45 gr de azúcar
- 80 ml de aceite de girasol
- 210 ml de buttermilk
- 65 gr de mantequilla
Calentamos el horno a 180º y preparamos la bandeja con las cápsulas de cupcakes.
Preparamos los melocotones, partiendolos en trocitos pequeños. Los pesamos bien escurridos de almíbar.
Si no tenemos buttermilk también la preparamos, poniendo leche con un chorrito de limón y dejándolo reposar unos minutos para que se corte.
Haremos dos masas, la principal y una que pondremos por encima.
Mezclamos 250 gr de la harina con la levadura, bicarbonato y una cucharadita de canela.
Batimos el huevo con el azúcar moreno hasta que esté bien incorporado. Agregamos el aceite y vamos intercalando la harina que teníamos preparada con levadura, canela y bicarbonato, con la buttermilk. Añadimos los trocitos de melocotones y lo ponemos en las cápsulas, sin llenarlos más de 2/3. Cuidado, porque suben bastante.
Preparamos la segunda masa, mezclando la mantequilla ablandada con el resto de la harina (50 gr), el azúcar blanco y la cucharadita de canela.
Resultará una masa moldeable, que intentaremos poner encima de la primera masa, como si fuese una manta.
Horneamos durante 25 minutos o hasta que veamos que están hechos.
Podemos decorarlos con nata montada o comerlos así directamente, están buenos de cualquier manera.