Aunque el cumpleaños de mi hermana es el 15 de Julio, como es un día muy malo para hacer coincidir a los amigos por las idas y venidas de las vacaciones, lo adelantamos una semana. Aún así muchos no pudieron venir y fue una fiestecita bastante íntima.
Ella es muy fanática de Star Wars y quería que le hiciera una tarta temática. Mi idea inicial era hacer una estrella de la muerte, pero mi madre se empeñó en que tenía que ser un R2 y no le valía falsearla un poco con dummies o porexpan, no, tenía que ser toda de tarta.
Con mi corta experiencia en tartas y con solo una de pisos realizada hasta el momento, terminé aceptando a regañadientes, advirtiendo que si salía un churro de aquí no saldría ni una sola foto :p
Engañamos como pudimos a mi hermana el día que tocaba hornear todos los bizcochos, diciéndole que eran para una vecina que nos los había encargado, pero el día del montaje tuvimos que decirle que no saliera de su habitación. La tuve así dos días a la pobre.
Mi madre se encargó de controlar el horneado, mientras las dos decorábamos una tarta para un encargo de un amigo suyo y así la distraíamos un poco. Por la noche las desmoldé y preparé para poder rellenarlas y cubirlas al día siguiente.
No fui haciendo fotos del paso a paso porque me enfrasco en la tarea y se me olvida, pero hice alguna que os pueden servir para haceros una idea.
Los bizcochos que hice fueron cuatro. Uno de limón con la receta de Victoria Sponge, que ya utilicé en la tarta de boda. Esta vez utilicé aceite de girasol en lugar de mantequilla y le hice un almíbar de limoncello para que estuviese más jugosa, aunque no noté mucho la diferencia de sabor. Se ve que me dio miedo ponerle mucho y me quedé corta. El relleno era de lemon curd.
Otro de chocolate extremo con ganache de chocolate negro. La semiesfera también de chocolate extremo, pero sin gluten y para las patas hicimos la misma receta que la de limón, pero sin limón y con 3 cucharaditas de pasta de violetas, también sin gluten.
Utilicé los moldes de 20 cm para los que serían el tronco y uno de balón de fútbol, también de 20 cm, para la cabeza. Para la de violetas una bandeja de horno de las planitas.
Antes de empezar el montaje, se prepara la base que se va a utilizar. En esta ocasión utilicé goma eva azúl, sobre una base de 10 mm de grosor.
Coloqué la de limón en la parte de abajo, por ser el bizcocho más consistente, lo cubrí con buttercream de vainilla y coloque las pajitas con palitos para que sujetasen la siguiente tarta. Con la de chocolate siempre tengo problemas a la hora de cubrirla porque se desmiga cosa mala, pero finalmente pude cubrir las dos juntitas.
Aquí es cuando llegó el punto crítico del montaje. Decidí que la cubriría desde arriba, pero haciéndole un agujero en el centro, como el método que utilicé para forrar la base de la tarta de boda. Error, la buttercream no responde igual que el ganache y se adhiere al fondant como si tuviese ventosas. Incluso con la ayuda de mi madre, a cuatro manos, no fui capaz de estirar aquello para agrandarlo y que llegase hasta la base de las tartas. Resultado; 1k de fondant pringado de buttercream e imposible de reutilizar. He de mencionar que no tengo una encimera grande y lo hago sobre un tapete anti adherente que compré para fondant, que claro, tiene su límite y la cantidad para cubrir esto era bastante superior.
Superado el disgusto, pasé al plan B, que me parecía más cutre, pero el más factible. Hacerlo en dos partes y que se viera la juntura en los laterales donde irían las patas para cubrirlo.
Hice dos planchas cuadradas y con la ayuda de mi madre las coloqué en uno de los lados, ajustando primero abajo y acoplando en la parte superior el sobrante.
De nuevo repetí la operación de colocar las pajitas con sus palitos para que sujetase sin problemas la parte superior.
La semiesfera la cubrí con ganache y la dejé enfriar en la nevera un poco para que se endureciera antes de cubrirla con fondant. Una vez cubierta, utilicé un spray perla comestible para darle el tono plateado. Mientras se secaba un poco, puse glasa real sobre la torre de las dos tartas, para asegurar que no se moviera una vez colocada.
Para las patas hice el bizcocho en una fuente cuadrada, ya que tendría que recortar varios trozos. Con ayuda de una plantilla recorté las dos patas, las cubrí ligeramente con ganache y las cubrí con fondant. No sabía muy bien como cubrirlas por ambos lados, así que la parte que iba a quedar oculta quedó un poco chuchurría. Total, esa parte no se vería al final del proceso.
Para pegarlas al tronco utilicé un poco más de glasa, coloqué un palo de brocheta para asegurarlas bien y finalmente puse una capa de papel film al rededor de la estructura para asegurar que no se movieran y secaran durante toda la noche.
A la mañana siguiente me puse a decorar toda la estructura. Este proceso es sencillo pero laborioso. Hay que ir mirando las fotos continuamente para asegurarse que se respetan las proporciones. Para la cabeza, me ayudé del molde del bizcocho y así podía quitar y poner sin problemas para hacer lo retoques necesarios.
Para el tronco tomé medidas de la parte frontal e hice un dibujo de las diferentes secciones adaptadas a mis proporciones. Recorté y pegué las diferentes partes (con pegamento comestible), pinté sobre alguna de ellas con una mezcla de blanco y negro para imitar el plateado y marqué las partes con relieve con un una herramienta de ruleta lisa.
Pensé que no terminaría antes de que empezase a llegar la gente, pero por suerte hasta me dio tiempo a pulir alguna cosilla, como la tira que une la cabeza con el tronco, que le añadí otra tira un poco más ancha, y un refuerzo en la parte interior de las patas, que se veía un poquito feo.
Mi madre además hizo unas galletas con unos cortadores de Star Wars que nos regaló mi tío, en dos versiones; normal y sin gluten. Las decoró con glasa pero con una técnica suya con unos mini biberones que consiguió en una tienda de manualidades. Digo técnica suya, porque no las decoró como se suelen decorar, sino con una glasa medio liquida, pegando la boquilla a la galleta, tipo rotulador.
Las siguientes fotos son del proceso de descuartizamiento del pobre robotito. A todos nos daba una pena enorme cortarlo, pero es lo que hay. Demasiado grande para guardarlo.
Ni que decir que había tarta para más de 60 personas, así que cada invitado se fue con su trozo de regalo, más lo que se quedó en casa.
Mi hermana con su tarta sin gluten. Toooooda para ella. Aún tiene un buen trozo guardado en el expositor de tartas para que no se le reseque mucho. Lo bueno de esta tarta de chocolate es que dura días y días y parece que cada día que pasa está más buena.
Lo suyo es quitar los palitos y pajitas antes de cortar las raciones, pero la gente estaba tan impaciente que ni eso... Encima, como donde hay confianza da asco, mi trozo tenía pajita incluida.
Este es un vídeo de la tarta rotando, para que se pueda apreciar desde todos los ángulos.
A ver si se poner un vídeo en blogger. Si veo que sale mal tendré que hacerme un canal de youtube para el blog ^^